Las harinas son un ingrediente básico en la mayoría de las recetas de panadería y pastelería, así como en muchos platos salados. Además de su función culinaria, cada tipo de harina tiene sus propias propiedades nutricionales y beneficios para la salud.
La harina de trigo es la más común y versátil, se utiliza para hacer pan, pasteles, galletas y pasta. También es una fuente de proteína, fibra y hierro.
La harina de avena es una alternativa popular a la harina de trigo, ya que es rica en fibra y proteínas, lo que ayuda a mantener la sensación de saciedad por más tiempo. También es baja en grasas saturadas y rica en vitaminas y minerales esenciales.
La harina de maíz, que se muele a partir de granos de maíz secos, se utiliza para hacer tortillas, tamales y otros platos tradicionales de América Latina. Es rica en carbohidratos complejos y baja en grasas saturadas.
Otras harinas populares incluyen la harina de arroz, que es sin gluten y una buena fuente de carbohidratos complejos, y la harina de almendras, que es alta en proteínas y grasas saludables.